Entrevistar
significa entrever, es decir, ver uno al otro. Así, la entrevista es una
estructura de comunicación; una técnica de recojo de información a través del
diálogo interpersonal entre el entrevistador y uno o más entrevistados. Tiene un objetivo preestablecido y acordado
por los interlocutores, además, tiene la “capacidad de acercarse a la conducta
social de los sujetos” (Galindo, 1998, p. 282). El entrevistado es el sujeto
activo de la entrevista, pues es la fuente principal de información mientras
que el entrevistador es el sujeto promotor del diálogo, quien controla la
comunicación.
Tareas previas. El diseño de la guía
o protocolo de entrevista. La selección de los sujetos o informantes. Informarse
bien sobre el tema de la entrevista. Informar al entrevistado sobre el tema
y objetivo de la entrevista. Acordar con
él o ella el día, hora y lugar de la entrevista. Elegir un lugar cómodo y
silencioso para la entrevista, y familiar para el entrevistado.
La guía o protocolo de entrevista. Es el guión de la
entrevista. Las preguntas deben aludir al tema de investigación, y ser las necesarias
para el logro de los objetivos de investigación. Es preferible evitar las preguntas
cerradas (que aludan a respuestas de sí o no), y las que cuyo contenido
sugieran la respuesta al entrevistado.
Riesgos. Que el vocabulario
de las preguntas sea inaccesible para el entrevistado. La falta de empatía
entre entrevistado y entrevistador. Que el entrevistado dé respuestas
convenientes, pero no sinceras. Que la función directiva y receptora del entrevistador genere desigualdad en el
manejo de poder, y que se afecte el logro de los objetivos de la entrevista.
Tipos. Según su estructura,
hay entrevistas estructuradas, no estructuradas y semiestructuradas. A este
último grupo corresponde la entrevista focalizada cuando el centro de la
conversación es un asunto problemático, y en profundidad cuando el centro es una persona, como es el caso de las
historias de vida o la autobiografía sociológica.
Son estructuradas cuando las preguntas son
planificadas y predefinidas, siguen un guión, sin posibilidad de hacer otras
preguntas. Son no estructuradas cuando las preguntas y respuestas son espontáneas,
según el contexto. Son mixtas o semiestructuradas
cuando las preguntas están previamente definidas, pero hay lugar a repreguntas
o preguntas y respuestas espontáneas, según el contexto de la comunicación.
Bibliografía
Galindo Cáceres, L.
J. (Coord.) (1998). Técnicas de Investigación en Sociedad, Cultura y
Comunicación.
Pardinas, F. (2005).
Metodología y Técnicas de Investigación en Ciencias Sociales.